Reflexión en Navidad

domingo, 27 de diciembre de 2009

Una Vez Más Hemos llegado a la Navidad, celebrando el nacimiento del niño Jesús, lo que nos trae a reflexionar sobre el verdadero significado de esta fecha. El mensaje es que debemos prescindir de odios, egoísmos, avaricias, conflictos entre seres humanos, y buscar, en vez, que reine la paz y la buena voluntad entre todos.

Hoy dedico esta columna a una reflexión más profunda sobre la Navidad, y me referiré a la connotada autora estadounidense Mary Baker Eddy, quien vivió a finales del siglo antepasado y escribió el aclamado libro Ciencia y salud. Millones de copias de este libro se han vendido en más de 20 idiomas, y en él, la señora Eddy nos habla del Cristo en su verdadero significado. Según la teóloga, el Cristo reina en todos nosotros cuando expresamos benevolencia, caridad, amor y buenas obras. Ella nos dice que si los seres humanos comprendiésemos nuestra verdadera fuente espiritual, que es de donde vienen múltiples bendiciones, podríamos superar la lucha mundana de una mejor forma y lograr una paz espiritual interior que erradicase tanto la desarmonía, como los síntomas de enfermedad.

En el glosario de Ciencia y salud, la señora Eddy, quien fundó la primera Universidad Metafísica en Boston, Massachusetts, nos explica que Jesús es el más alto concepto de la idea divina del hombre y enfatiza que, al igual que Jesús, todos estamos hechos a la imagen espiritual y semejanza de Dios. Nos dice que somos la plena representación de un Dios que es amor puro, sabiduría, vida e inteligencia suprema; Dios como Padre, Jesús como hijo. Dios como el gran Yo Soy, el omnipresente, omnisapiente, y nos muestra a Jesús como el más alto tipo de divinidad que se manifestó en la carne.

Son fascinantes los conceptos metafísicos que nos da la señora Eddy en su libro para comprender la verdadera hermandad que Jesucristo nos vino a enseñar. La señora Eddy aduce que no somos muchas mentes, sino una sola “Mente”, y por lo tanto no debemos estar en discordia entre nosotros. Al comprender que somos un solo “Espíritu”, uno con Dios, se armonizan nuestras vidas. El efecto de Ciencia y salud en nuestra comprensión sobre el origen espiritual de Jesús es revolucionario y pretende un cambio de paradigma en nuestra forma de ver la misión del Mesías y de vernos a nosotros mismos y a la Humanidad. Debemos, finalmente, comprender que somos seres “espirituales” viviendo una experiencia material, y no al contrario.

Celebrar la Navidad solo para comprar regalos o para quemar cuetes, comer un buen tamal a las 12 de la noche o darnos abrazos, no es suficiente. La Navidad debería durar todo el año, para expresar constantemente amor al prójimo; lo que debería ser la verdadera misión de nuestras vidas. Les deseo a todos una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo 2010.

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